Lancinante (2019) - Lancinante

Lancinante (2019) - Lancinante

Fotografías y textos por: Cynthia Benítez y Natalia Castrejón.

Dicho de un dolor: Muy agudo.
Fuente: Diccionario de la Lengua Española.
Fotografía: Centro de Morelia, Michoacán

Lancinante

Jesucristo quedó petrificado al ver que el Espíritu Santo se arrancó las alas para venderlas y comprarse una motocicleta clásica de los 60, con una leyenda en la placa que decía “Far Away Place”. El ave experimentó el hedonismo en búsqueda del lugar que marcaban las letras de su bike. Era común verle en los arrancones de la Morelos, apostando hasta sus propias plumas para seguir en la aventura.

Nadie había podido apoderarse ni de un céntimo de sus ahorros. Las curvas de la carretera para el ave eran un chiste, había cruzado los aires más estrepitosos, allá en las tierras de Jerusalén. A comparación de la arena del desierto el viento de la ciudad se podía resolver en un santiamén.

El divino aventurero se había hecho de enemigos en el barrio. No consentían que un foráneo invadiera las fronteras; sabían que la única forma de deshacerse de él era llamar al más pesado: Judas, el mayor traicionero de cualquier historia; en Tepito las cosas no podían ser diferentes. 

Los bravos contendientes apostaron la suma de dinero adecuada para que la motocicleta del Espíritu Santo llegara, de ser necesario, hasta la Patagonia. La carrera dio inicio y las llantas rasparon sus caras contra el asfalto. Judas hizo todo lo posible para que el Espíritu Santo perdiera: aceite por doquier, agua de lluvia, bolsas de plástico. Pero nada de esto funcionó. Se demostró que había un nuevo pesado en el barrio.

Judas le entregó todo el dinero al prófugo santo, pero antes de que continuara su viaje le dijo:

Far Away Place está en el centro de Morelia, cerca de la iglesia principal. Contacté a un compa que te puede echar un ala. Basta con gritar al cielo tres veces tu nombre para que te conduzca a tu destino. 

A los dos días el motociclista estaba frente a la entrada de la iglesia, hizo lo que Judas le había dictado. Dio inicio a la tarea de gritar su primer

“Yo soy el Espíritu Santo”.

Las personas se extrañaron. Continuó con su segundo

“Yo soy el Espíritu Santo”.

Las personas formaron un círculo alrededor de él. Pronunció su tercer  

“Yo soy el Espíritu Santo”.

Las personas gritaron: 

“¡La profecía se ha cumplido!
Bendito sea el padre, el hijo y el Espíritu Santo!”.

Lo siguiente que sintió el Espíritu Santo fue lancinante, su piel abrió paso a los múltiples objetos que los fieles introdujeron por su cuerpo; le cortaron las alas: lo despojaron de su moto.

Al ser inmortal los habitantes lo enredaron en las paredes de la iglesia, con su viejo conocido Jesucristo, para que diera los mensajes de viva voz al Padre por los siglos de los siglos… 

Amén.

 

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