Fotografías y textos por: Cynthia Benítez y Natalia Castrejón.
Verbosidad excesiva; empleo excesivo de palabras al hablar; verborragia.
Fuente: Diccionario de la Lengua Española, Google, www.thefreedictionary.com
Fotografía: Centro de Morelia, Michoacán.
Verborrea para enamorar
“Aplícate o ya sabes lo que te espera”, le dijo la pelona, medio descolorida, al catrín.
Bernardo asintió. Sabía que no había cumplido la cuota del mes.
Robarles vida a los mortales era su tarea y la de sus compañeros, todos los cuales servían a esta reina huesuda. Para lograrlo enamoraban mortales, hombres y mujeres; no había distinción. Para ello se requería un arduo entrenamiento: clases de verborrea, de la básica a la avanzada, y de cómo besar según la ocasión.
Estos estudiados y guapos catrines hacían que sus víctimas humanas los amaran; pero llegado el punto más alto en que ellos estarían dispuestos a darles su vida, los huesudos desaparecían. Ni modo, unos ganan y otros pierden.
Después de la ruptura inesperada, los humanos, se quedaban medio muertos; la vida se les volvía un carámbano blanquinegro. Ahora sólo les quedaba ver los reflejos de su pasado y seguir buscando entre tumbas el esqueleto de sus amados.
Los catrines por su parte se llevaban, gustosos, el color de los recuerdos de estos seres con carne: eran para su señora. Ella rebosante con sus encajes y sus flores se pintaba y se acercaba así a su deseo intermitente de ser dueña de la vida y de la muerte.
Por su falta de palabrería, Bernardo no cumplió su cuota y la amenaza de la pelona se cumplió. Una emasculación era poca tortura, por eso la condena fue el peor infierno:
volver a vivir.